miércoles, 7 de noviembre de 2007

[ mis días son... ]

De mirarlos a los dos, acurrucados, durmiendo al unísono
besarla exponencialmente a ella en la mejilla y apenas rozarlo a él...
mirarlos una vez más, con los ojos algo molestos, y salir corriendo.

Las mañanas se esfuerzan por ser más rutinarias cada día.
Controlar firmas, sellos, fechas, montos, códigos...
sacar copia de la copia de la copia para archivar por si hace falta sacar copia.
Tanta cantidad de papel inútil siempre nos hace reflexionar a juan y a mí
sobre la cantidad de monte malgastado...
y a mis ojos los va erosionando una pantalla
de la misma edad que niñoFeliz.
la vuelta a casa dura sólo 2 ó 3 tarareos de canciones improvisadas.

Por cómo cocina mi bichito, sé que el niño mauro
no va a ser de los chicos que comen en cualquier casa.

Un postre sabor durazno apareció hace unos días ya
paso las siestas con la sola "responsabilidad" de jugar con mauro,
mientras el flujo ininterrumpido de películas y música sigue llegando y llegando.

Y las tardes, sin mucha dificultad, logran ser impredecibles.
Entre armados de párrafos, construcciones de procedimientos atrasadísimos,
tererés de agua con un popurrí de hierbas y mamaderas a las apuradas,
el sol se mueve cada vez más rápido...

Para cuando la luna está dando saltos entre las terrazas
mi día está lejos de terminar.
A veces, corriendo hasta la facultad con papeles abrochados.
A veces, haciendo compras a contra reloj para la cena.

Asistirlo a mauro en su resignación al sueño me llena de paz...

Cuando tenemos un tiempo al fin para nosotros suele ser demasiado tarde...
después, dormirse equivale a desmayarse.

Cuando suena el despertador, y ella gira y me abraza como diciendo "hoy no te vas"...

... hace que empezar otro día cueste tan poco...

1 comentario:

Beya dijo...

Qué lindo que lo cotidiano haga que levantarte sea un placer.

Me gusta tu blog, seguiré vistándote :)